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El Concejo Distrital de Bogotá en duelo por los códigos de vestimenta
Para contribuir al análisis de
este texto tomaremos como referencia la siguiente noticia a destacar: Polémica por implementación de código de
vestuario en el concejo de Bogotá.
Los problemas y los conflictos
son relativos en la sociedad, “paradigmas” que inevitablemente han sido impuestos
por unas formas del pensamiento que se han cultivado durante los años, y es
innegable que en ocasiones se nos dificulta controlar estas situaciones
problemáticas, se salen de nuestras manos por muy insignificantes que parezcan,
llegando a convertirse en problemas complejos, cuando no son tomados en cuenta
a tiempo.
El área de
conflicto no solo trata hechos como el maltrato a la mujer, la vulneración de
los derechos humanos o la identificación de políticos corruptos que fingen
ayudar a la gente. Por supuesto lo anteriormente mencionado son hechos que han
gestado múltiples enigmas en la ciudad capital. Éstos se han promulgado y
tienen unas raíces desde hace décadas que se han venido elaborando y transformando
históricamente por múltiples gestiones de la obtención del poder pasando por
encima del otro. Sin embargo, es de recalcar que la mayoría de las
problemáticas se generan de hechos simples, por la insolvencia de las personas
en promover el perdón y la reconciliación. Es aquí en donde resalta la noticia
elegida ¿Por qué hemos creado esa incapacidad de reconciliarnos?
Los códigos de
vestimenta son bastante comunes, para ir al colegio o para entrar a un lugar
elegante, es esencial saber dónde estamos parados. El problema no es el código
de vestimenta, porque se asume que los concejales de la ciudad deberían saber
cómo ir a un encuentro de esta talla, el dilema en esta situación es que los
concejales se han dedicado a crear problemas por el solo hecho de no querer cumplir
las reglas de vestimenta que han sido establecidas en el concejo. En este
sentido, cada institución se ha encargado de formalizar un estatuto de control
con relación a cómo debemos vestir de acuerdo con el lugar en donde nos
ubiquemos. No obstante, los pertenecientes a aquellos institutos deben acatar
esa norma implementada para cumplir con los parámetros establecidos por la
identidad. Teniendo en cuenta que cada sociedad crea unos códigos para
establecer un modelo de organización. Tales como el mencionado en la noticia.
El concejal Juan Carlos Flores fue quien más se exaltó cuando la dirección
administrativa del concejo decidió implantar estos reglamentos de vestimenta,
su argumento más fuerte fue el de apelar a la vulneración que se estaba
cometiendo de sus derechos humanos.
Lo ilógico de
todo este asunto es que estas personas, dentro de su madurez, prefieren debatir
y discutir por un código de vestimenta y no por problemas reales que se viven
en Bogotá. La cuestión primordial es el hecho de que se haya hecho una revuelta
tan grande como para que apareciera en varios medios de comunicación. Aquello
nos lleva a preguntarnos ¿Estos son nuestros concejales? ¿Son las personas más adecuadas
para proponer políticas que eviten el conflicto? ¿Realmente están debatiendo el
llevar ropa informal los viernes?
La razón por la
que se trae esta noticia a nuestro portal es precisamente para intentar abrir
un poco los ojos de quienes lean este análisis crítico, para que se den cuenta
que como hay unos luchando por las políticas anti-corrupción y la
judicialización de aquellos que se llevaron el tajo de mermelada, hay otros que
no hacen más que ruido, y pretenden rebatir cosas que están ya implícitas en un
código de convivencia entre ciudadanos.
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